El capital natural posee un valor económico compuesto, asociado a los beneficios ecológicos y sociales de los flujos ecológicos que se derivan de su uso y no uso. Por tal razón, debe ser considerado como tal en las evaluaciones del impacto ambiental en proyectos de inversión. Cuando una inversión internaliza en sus dimensiones financiera y económica el valor económico del impacto ambiental, acerca sus indicadores al costo de oportunidad social de esa inversión. La estimación del costo social, es el reto de los desarrolladores en aquellas inversiones donde el ambiente contribuye con la formación de riqueza financiera ante un enfoque de sostenibilidad. 

El capital natural, compuesto por la interacción temporal del agua, el suelo, la biota y sus interacciones energéticas, provee servicios que subsidian la misma operación económica. Cuando las inversiones dejan sin importancia ese valor, se culmina justificando inversiones que el corto plazo contribuyen con procesos de entropía social y ambiental. Por tal razón, los diseñadores de proyectos en su etapa de planificación deben predecir las implicaciones sociales y ambientales de los proyectos para estimar el valor económico de los beneficios ambientales para el proyecto, así como del daño que el proyecto generará, para definir acciones de prevención y mitigación que minimicen el valor económico de los impactos reduciendo el costo social de la inversión.